jueves, 15 de marzo de 2018

La mediocridad consentida o el "se la mejor versión de ti mismo" del coaching.


Podría dedicar decenas de entradas al coaching, a los grupos de auto-ayuda y, sobre todo, a los grupos de coaching coercitivo que se han vuelto cada vez más reprobables: sus estrategias, los diferentes lugares donde se les puede encontrar, sus formas de actuar y sistemas de jerarquía, lo problemáticos y peligrosos que pueden llegar a ser muchos de ellos, las áreas en las que se pueden encontrar, sus formas de clasificarse y de desconocerse entre ellos, sus “especialidades”, cuándo y cómo identificar los beneficios que te puedan aportar (te adelanto que son muy pocos y los grupos o personas que se dediquen a esto que realmente te puedan ayudar sin dar tanto mareo son escasos), las diferentes actividades con las que retienen a la mayor cantidad de sus integrantes, de cómo seducen con actividades simplonas o cómo es que hacen caer a sus integrantes en las más aberrantes acciones que los vuelven indistinguibles de un grupo sectario. Pero no.

Esta vez me centraré en un punto muy importante que se utiliza en el coaching, y que su uso en los grupos de coaching coercitivo es más que recalcitrante (podría decirse que les daré en la yugular), uno que casi siempre resulta ser de los más atractivos para entrar o permanecer en uno de ellos, por no decir que el más atractivo, es una de las frases más encantadoras para atraer la atención de más y más personas, y claro, para retener la mayor cantidad posible de sus integrantes, a los que poco a poco les empiezan a deformar su visión del mundo y de sí mismos, volviéndolos más vulnerables y necesitados de la atención de los demás, y de la aprobación de los siguientes niveles de su jerarquía (no de la tuya, por supuesto... a menos que ya seas un veterano en tu grupo de coaching favorito), todo eso mientras les hacen creer que lo que están haciendo es ser “más abiertos y mejores personas con los demás”. La frase, tan conocida por muchos, pero tan poco razonada es: Se la mejor versión de ti mismo (reproduce el vídeo de abajo para mayor intensidad mientras lees las palabras mágicas). 


Olvida lo que he escrito antes, piensa sólo en esa asombrosa frase. Te pido que la reflexiones por unos segundos, deja que tu imaginación te maraville pensando en la mejor versión de ti mismo, abraza la mejora continua: hoy mejor que ayer, mañana mejor que hoy. Permite que te embriague la fantasía de que cada acción tuya, a partir de que has hecho esta frase el credo de tu vida y el talismán de tu destino, es un paso más para ser la mejor versión de ti mismo. Ya no eres un ser humano vil y corriente, ahora eres mejor y no debe quedarse ahí, compártela hasta que hagas que los tuyos la abracen con la intensidad de un huracán llegando a la playa más cercana. Has escuchado una verdad universal y estás destinado a que cada acción que lleves a cabo, sea accidental o sea intencional, se convierta en un escalón más para alcanzar esa aberrante, patética y deformada versión de la iluminación religiosa... ¿¡Cómo!?.. ¿¡Qué!? 

Sí, sí; pero antes de que empieces a preparar la turba, las antorchas y las piedras para lincharme por meter a la religión en esto (o tu credo, yo qué se), espera unos momentos, ni siquiera he dicho que religión... Bueno, es igual, cualquiera queda y es la realidad. Puedes prenderle fuego a tu computadora o celular, ya que hacerlo conmigo es un delito en la mayoría de los países del mundo, eso o seguir leyendo. 
Si le preguntas directamente a un integrante de algún grupo de coaching cuál es el origen de los mismos, ridículamente te dirá que su origen se encuentra en Sócrates, en la antigua Grecia y sus filósofos que reflexionaban con el diálogo; alguno más crédulo responderá que se encuentra en Harvard. El origen de los grupos de coaching coercitivo se puede ilustrar mejor con criminales como Chandra Mohan Jain, al que seguramente ya conoces como el simpático viejito llamado Osho; y que para variar ha tenido diferentes nombres a lo largo de su vida porque ha intentado deslindarse de su oscuro pasado al que podrías dar fácilmente si buscabas su nombre en turno. Advierto que no debes confundir esto con el origen de la palabra coaching, que algunos se lo acreditan a los conductores de coches, o con otras actividades que fácilmente se catalogan como coaching pero que en su práctica se separan mucho de esta como las tutorías (mentoring), el entrenamiento deportivo (training), la enseñanza escolar o artística (teaching), el asesoramiento (counselling) y la administración o gerencia (managing).

Aunque ya hay bastante material sobre esto, de personas que lo explican mucho mejor que yo, valdría la pena dedicar una o varias entrada a criminales como Osho para arrebatarte las dudas, también puedes leer sobre él aquí. Osho sirve como un perfecto ejemplo de que tan peligrosos pueden volverse estos grupos de coaching y sus líderes, no sólo con sus integrantes, también para los países en los que estos nacen y crecen e incluso para otros países. Dejaré para otra ocasión el tratar ese tema y el origen de los grupos de coaching en las diferentes instituciones religiosas, pues haría bastante extensa esta entrada, por lo que me limito a dejar el ejemplo de Osho: un personaje que llego a EEUU con el historial del místico asiático que trae sabiduría ancestral, que criticaba a las instituciones religiosas y políticas, pero a su vez deformaba y utilizaba cuanto concepto podía de las religiones, haciendo pasar sus palabras por espiritualismo y filosofía pura para aplicar en tu vida y que ésta fuera mucho más armoniosa y bondadosa con los demás, pero que sólo dejaba entrar a los más adinerados a sus cursos y conferencias.

Una creciente publicidad del éxito personal basado en lo materialque en cierta forma ayuda a la economía de muchos países a impulsar la fabricación e innovación masiva de mucha clase de objetos y que a su vez impulsa el uso de la tecnología hasta llegar a la que actualmente es una enorme dependencia al automóvil, el smartphone y el Internet, a la que muchas personas continúan sin tener acceso directo o acceso por poco tiempo y llevan vidas más difíciles que los que sí tienen acceso a estas comodidades, y una dependencia emocional poco atendida pero muy enseñada por la religión, que ha ido perdiendo poder sobre nuestras vidas y nos ha dejado desprovistos de poseer verdades irrefutables, creencias intocables de una visión particular del mundo y las cosas humanas basadas en el bien, el mal y en muchos dioses y ángeles, de planes destinados a realizar para llevar una buena y emocionante vida han llevado a muchas personas a una búsqueda por cubrir esas dependencias en otros sitios, y el coaching ha sabido ocupar ese lugar; aunque para ser sinceros, es poco atendida por consecuencia, no por causa, y la religión tampoco incluye lo de emocionante.

No es en vano que en muchos grupos de coaching exista una jerarquía muy similar a la de una iglesia o una secta, a veces imaginaria pero presente y otras veces recalcada en una lámina ilustrativa con forma piramidal. Sin embargo, no siempre les resulta fácil tener clientes, y a veces buscan con métodos más invasivos como asegurarse la entrada de dinero, convenciendo a empresas de que sus empleados acudan a cursos o talleres de forma obligatoria con la dulce mentira de la motivación para una mayor producción; claro, dulce para el empresario o el del puesto alto con poco trabajo y mucho sueldo, pero para los de abajo no siempre es dulce y cuando resulta que sí es por las falsas promesas del éxito, y una de ellas es la ya mencionada: ser la mejor versión de uno mismo.

La frase es un anzuelo, siempre acompañada de ejemplos absurdos y propuestas que uno mismo fácilmente podría darse, pero a las que no le ponemos mucha disciplina o que simplemente no se realizan por falta de tiempo, espacio o dinero. Te pedirán que te vayas al mundo de las fantasías y las posibilidades, pero no tan lejos, y es aquí donde empieza la trágica mentira. Desarrollaré un ejemplo, imaginemos un empleado promedio: con un sueldo bajo pero poco arriba del sueldo mínimo, que apenas se da tiempo para prepararse su alimento que consumirá en su hora de comida en su jornada laboral, que le encanta socializar y si es con un poco o un mucho de alcohol y con una buena comida mucho mejor, que si acaso lee lo hace con un par de libros por año (libros no académicos), que le encanta llegar a su casa y disfrutar en su cama de su cena mientras ve algo por TV o Internet, o simplemente ver a su familia, aunque sea por pocas horas, antes de dormir. Es normal que te sientas un poco identificado, así es la vida de miles de millones de personas en el mundo, pero si lo prefieres puedes usarte a ti mismo como ejemplo. Ahora recrea una mejor versión de ti mismo.
Si has caído con esta ridícula expresión antes de llegar a este blog, te imaginarás quizá con una mejor salud y estética, teniendo un mejor trabajo o un mejor puesto, alimentándote mejor o quizá conduciendo el auto para el que estas ahorrando; tu “coach” le añadirá que la mejor versión de ti mismo pone empeño en todas sus acciones cotidianas, ¿por qué? Porque la mejor versión de ti mismo hace todo con pasión, vaya. Apuesto a que ya notas donde está la triquiñuela, y si no, no te preocupes, te la haré notar más adelante.

El detalle con la mejor versión de ti mismo es que es inalcanzable, no la vas a alcanzar por más larga que hagas tu lista de éxitos, tampoco lo eres ya, ni estás cerca de serlo (si es que ya te has encaminado en ello con ayuda del coaching) y mucho menos la estás imaginando correctamente, porque te han preparado antes con una cantidad de estupideces disfrazadas de “emotivas” charlas que te lleva a desconfiar de que hiciste las cosas correctamente o lo mejor que pudiste ante las adversidades y que si sigues sus instrucciones podrás llegar a esa versión maravillosa de ti en poco tiempo, no importa que tengas ya la mitad de tu vida transcurrida, en pocas palabras: te hacen desconfiar de ti con su propuesta, mientras le ponen límites a tu imaginación y te ilustran el camino con una patética caricatura de la visión que ellos tienen del éxito. Lamento, o quizá no tanto, decirte que la idea correcta es: eres la peor versión de ti mismo que sobrellevas. 

Quizá aquí incomoda un poco, pero es la realidad. Aunque estés intentando mejorar, no dejas de hacer efectiva la frase que te he compartido: sigues siendo la peor versión de ti mismo que sobrellevas, así patees y golpees, te vayas a un gimnasio y te pongas como la versión real de tu superhéroe o superheroína de tu cómic favorito, te leas una o decenas de bibliotecas enteras, obtengas los títulos y grados académicos que te propongas, siempre habrá una mejor versión de ti mismo que puedas imaginar y una peor versión de ti mismo que estás sobrellevando en estos momentos. La primera no es la estupidez que te intentan vender ni la segunda es la peor situación en la que te puedas encontrar. Pero venga, caigamos un rato en la mentira.

¿Por qué se supone que la mejor versión de ti mismo estaría trabajando en una empresa ajena, y debería trabajar más duro por la misma paga y con los mismos tratos de tus supervisores o jefes después de un absurdo curso o una charla motivacional en la que rematan con la venta de un libro?

Piénsalo mejor por un momento.

¿Por qué la mejor versión de ti mismo no debería estar ganando un premio nobel, siendo un artista famoso o un deportista reconocido?

¿Por qué la mejor versión de ti mismo no debería ser el siguiente en pisar la luna, o el primero en pisar marte, o ser el dueño de la empresa que le haga competencia a la empresa más grande de tu país, o quien instaure la paz mundial?

¿Por qué la mejor versión de ti mismo no estaría ayudando a los más necesitados, limpiando la corrupción de tu país, descubriendo nuevas vacunas y tratamientos contra el cáncer, desarrollando una nueva teoría científica que revolucione todo lo que se conoce hasta ahora del universo y su naturaleza?

¿Por qué la mejor versión de ti mismo no estaría inspirando a los demás a ser mejores con tu trabajo altruista, sin necesidad del coaching y sus productos derivados?

¿Por qué la mejor versión de ti mismo debería surgir de la charla de un idiota que aparenta tener idea de lo que te está diciendo, mientras te convence de comprar un libro, de comprar boletos para su conferencia o de acudir a un curso que no necesitas?

Y si ya has caído, ¿por qué la mejor versión de ti mismo debería surgir después de leer uno de estos libros o por pertenecer a algún grupo de estos?

La mejor versión de ti mismo no debería tener esa clase de dependencias y limitaciones mundanas, ¿no crees?

Juega con las posibilidades y con lo maravillosa que puede llegar a ser tu imaginación.
Si lo que necesitas son unas cuantas pautas, aprende a resignarte y a volverlo a intentar, se humilde, se disciplinado, se amable, se justo, defiende al necesitado, haz deporte, lee más y aprende ciencia, come saludablemente y aprecia lo que has logrado por y para ti. Hay bastantes formas de mejorar la peor versión de ti mismo y muchas donde gastes menos dinero y menos tiempo, que buscar la absurda mejor versión de ti mismo que te intentan convencer de que realmente “quieres alcanzar”, para después intentar vendértela con libros con 30% de obviedad, 60% de tonterías y un 10% repartido entre el índice y los datos de la editorial o con cursos y talleres que no valen tanto como un día libre descansado o paseando con un ser querido.